POR ZULEIMA EDAIN RAMOS VALDEZ/COAMI
Cuando hablamos de Derechos Humanos (DDHH) podemos poner sobre la mesa una extensa lista de hechos que la historia comparte para la memoria colectiva. Así mismo, diferentes son los organismos u organizaciones que aportan alguna definición sobre ellos. Desde la academia, mi primer acercamiento a los DDHH, descubrí cierta crítica que a los mismos se le hace y sin cuestionarme, mi percepción la sustente a partir de lo poco que conocía; los consideré sólo como el discurso que exigía la dignidad de las personas al Estado y por la negativa que este tenía, no eran más que una utopía de las organizaciones de la sociedad civil (OSC).
Poco a poco mi interés por el tema de la migración me fue acercando a una realidad diferente. El discurso de los DDHH lo aterricé a la práctica y comprendí que las OSC no vivían en una utopía, al contrario, entendí que a partir de su trabajo se construyen distintos escenarios para la realización de estos. Hasta aquí había visibilizado algo importante, pero aún me faltaba entender algo más. Algo que ya no tenía nada que ver con el Estado u OSC, sino con las y los propios actores sociales, es decir, desde la migración, con las personas migrantes.
En abril del 2014, decidí acompañar el Viacrucis Migrante que organiza “La 72, Hogar Refugio para Personas Migrantes”, ubicado en Tenosique Tabasco. La realización de este viacrucis pretende visibilizar la situación que las personas migrantes enfrentan al viajar sin documentos en nuestro país, así mismo exigir a las autoridades competentes, una pronta solución a dicha situación.
Para el 16 de abril teníamos todo listo, OSC, organizaciones religiosas, periodistas y personas migrantes estábamos ya con ánimos de viajar sobre el tren de carga mejor conocido como La Bestia, el cual nos llevaría a Palenque Chiapas. Fueron cuatro horas las que permanecimos montadas sobre el tren, de 4 a 8 de la mañana del día jueves 17, la distancia que recorrimos fue nula, pues La Bestia nunca avanzó.
Nuestra espera fue aclarada -por ordenes de arriba el tren no llevará a ninguna persona- así lo comentaron maquinistas “¡Voicot!” pensamos quienes estábamos ahí. Y sin más, nos regresamos al albergue al rededor de 400 personas. Los ánimos eran muchos, pero la incertidumbre sobresalía, misma que no permitimos tomara ventaja de la situación. Decidimos hacer dos grupos de trabajo, uno de OSC, periodistas y organizaciones religiosas y otro de personas migrantes; el primer grupo acordó hacer un comunicado de lo ocurrido y apoyar a las y los migrantes en la decisión que tomaran. Mientras que el segundo decidió seguir con el viacrucis y llegar al lugar acordado a pie, nada ni nadie detendría su paso, aseguraban.
Mi primer impacto fue el tratar de asimilar la situación, si bien la mayoría de los rostros de las personas migrantes se mostraban entusiasmados, había otros que rechazaban tal idea, pues al saber que caminiarían aproximadamente 60 kilometros era casi impensable. Mi segundo impacto fue el saber que yo misma haría ese recorrido, si estuviera o no preparada, me había comprometido en apoyarles en su toma de decisiones. Mi tercer impacto fue al preguntarme el cómo se llevaría a cabo dicha caminata, porque necesitariamos cargar con gran cantidad de agua, alimentos y quienes estarían caminando no seriamos sólo personas jóvenes, también nos acompañarian niñas, niños y personas de la tercera edad ¿cómo mantener un paso con mismas condiciones entre todas las personas?
Mientras yo respondía estas cuestiones y reflexionaba la situación, me percaté de algo que estaba dejando de lado: la construcción de los DDHH a partir de las y los migrantes. -Decidimos caminar, porque queremos lograr nuestro sueño, llegar a los Estados Unidos, apoyaremos a las niñas y niños, así como a las mujeres y personas de la tercera edad- expresaba el representante de las personas migrantes. -Sabemos que será un viaje largo y cansado, por ello tenemos que dotarnos de alimento y bebidas.
Decidimos organizarnos en 5 grupos de 5 personas para conseguir dinero (charolear), todo lo que se junte se usará para comparar botellas de agua y algo de comida- mencionaba el mismo migrante. Era mediodía aproximadamente, la caminata saldría a las 5 de la tarde, así que teníamos pocas horas para terminár
nuestros pendientes.
El presenciar la organización, la toma de decisiones y el trabajo en colectivo de las personas migrantes, ayudó a que entendiera que mi posición externa no jugaba el mismo papel que el de una migrante, que por más sensible, autorreflexiva y cercana al medio, no era ni sería nunca una migrante indocumentada en México. Al percatarme de ello, me posicionó como fiel acompañante de una iniciativa que migrantes emprendieron a través de reconocerse y asumir su propia lucha.
Fueron 400 personas las que iniciaron el Viacrucis Migrante (ahora caravana), pero en alguno de los momentos de la misma, se llegaron a contabilizar alrededor de 1200 personas. De tener la idea de llegar sólo a Palenque, se llegó a Estados Unidos (y de ahí lo que siga); de exigir un libre tránsito, se les otorgó por lo menos durante 30 días; de poder concluir el viaje ya con dicho papel de libre tránsito, se decidió seguir con la caravana hasta el norte, para seguir haciendo eco a las exigencias.
Todo ello habla de un evidente proceso de empoderamiento que las personas migrantes comenzaron, mismo que les permitió que en conjunto trabajaran por el reconocimiento de sus DDHH y su dignidad humana. Nunca en la historia se había presenciado un suceso como este, por ello que la magnitud del mismo ayudó a construir procesos, que a su vez sirvieran de ejemplo para las personas migrantes que comenzaron y comanzarán su viaje.
Por otro lado, el acompañamiento por parte de diferentes OSC permitió la fortaleza entre ellas mismas. Pero lo más importante, es que esta movilización si permite que las personas migrantes continúen su empoderamiento, será el hito que marcará el inicio de un cambio. No cierro esta idea sin antes mencionar que en las manos de cada una de las personas participantes está que este momento coyuntural, se convierta en un hito. Sigamos uniendo esfuerzos y alzando la voz, desde nuestros diferentes espacios y a nuestros diferentes tiempos, sigamos fortaleciendo esta lucha.
IMPORTANTE CONOCER Y DIFUNDIR REALIDADES!
Extiendo una enorme felicitación, cargada de amor y admiración para mi hermana Zuleima, sé muy bien lo que representa para ti, para las personas migrantes, para nosotrxs y para la sociedad, son experiencias que alimentan nuestro espíritu y nos nutren de valentía para seguir en este camino.