Después de recorrer las diferentes casas para migrantes que hay en el país. Puedo decir que quienes atienden estos espacios, significan la vanguardia de la fé cristiana. Resulta muy esperanzador ver a jóvenes involucrados en la atención de estos espacios, como lo es La Casa Nicolás, ubicada en la colonia Victoria, en Guadalupe, Nuevo León, a donde el Padre Luis Eduardo Villarreal nos ha convocado para presenciar la proyección de un video que da cuenta de un oasis para migrantes que abre sus puertas, con una capacidad para cuarenta personas. Esta es la entrevista con el sacerdote que ha encontrado la llave para construir un albergue humanitario en el desierto industrial.
¿ De dónde surge esta inquietud de poder brindarles una casa a los hermanos migrantes? ¿Cuál es la motivación interna para hacer esto?
Desde luego la necesidad de ellos, a su paso por Monterrey. Te puedo decir el testimonio de un migrante a un presbítero jesuita en Ohio, que le dijo, vengo de Guatemala, llegué a Estados Unidos, sufrí mucho para llegar, pero el lugar donde más sufrí, fue Monterrey, nadie me tendió la mano, entonces ese testimonio a mi me golpeó mucho. Otro testimonio más de los migrantes que pasaron por aquí, es del Padre Pantoja de Saltillo, el proyecto de Casa Belén, allá en Saltillo, es un proyecto que nos antecede y es un proyecto que nos dio un botón de muestra de lo que se tiene que hacer con los los migrantes, si queremos ser fieles al proyecto de Jesús, en el evangelio. Al forastero, ábrele no sólo las puertas de tu casa, ábrele tu corazón, para que tenga un lugar digno donde guarecerse. Esa es una motivación fundamental y los padres de Guadalupe, los padres de la Santa Cruz, fueron los primeros involucrados económicamente, para empezar la construcción de esta casa.
Me parece muy alentador, ver a los voluntarios, las instalaciones, los enseres…¿Cómo se logra conformar un equipo de este nivel?
Qué buena pregunta. Mira, hay aquí en Guadalupe un trabajo previo, trabajo popular. Estos chavos, alex, sobre todo Alejandro Ramírez, es un chavo que está conectado con muchas organizaciones y él empezó a invitar a gente que se involucrara. El me presentó a Rosy, quien ha coordinado la mesa en esta presentación. Y por estos chavos hemos abierto la relación con organizaciones. Antes de ellos estuvo el equipo de feligreses de la parroquia, varones, que fueron los guardianes de la casa. En un principio no había guardianes de la casa. En un principio los mismos migrantes cuidaban la casa y era un desastre. El primer año fue un desastre. Yo dormía a ratitos, porque estaba preocupado de que aquí la casa se volviera un refugio de maleantes o que se volviera un campo de batalla o hubiera desorden, pleito, alcohol, drogas.
Al igual que el padre Pantoja te estas convirtiendo en un constructor de lo que es la solidaridad.
Bueno no me quiero comparar con el Padre Pantoja…
Me gustaría que me hablaras como es que se construye ladrillo por ladrillo una casa como esta, que es una casa de solidaridad…
Pues mira, primero que nada tienes tú que ser sensible ante la necesidad, luego conseguimos que este terreno de parroquia, donde había una capilla y donde estaba subutilizado el espacio…fuera una…( El Padre toma una llamada y después continua con la entrevista)
Los ladrillos… un ladrillo es …la indignación ante la condición migratoria, otro ladrillo es, la oportunidad que te da un terreno subutilizado. Otro ladrillo es un trabajo parroquial. Otro ladrillo, el modelo de un antecedente como Posada Belén en Saltillo. Pantoja es, un poco Solalinde, junto Fray Tomás de Tenosique. Son, en la iglesia mexicana, son como los hermanos mayores. Son los que van a la vanguardia desmontando el terreno, para que nosotros lo andemos. Yo entiendo muy bien el lugar que ocupan ellos. Se lo he dicho a los tres en su cara, mis respetos para ustedes, admiramos su compromiso, queremos seguirlos. Seguimos a Jesús, él es el maestro, él es el guía, pero los compañeros que nos anteceden son ellos.
Me gustó la expresión durante la rueda de prensa, “queremos que esta casa migrante sea un resguardo contra la muerte”…
Sí, un espacio de protección, contra el camino sangriento. Un oasis, ahí están las palmeras. Ahorita les tomas una foto, aquí están afuerita en el patio, dos palmeras que quieren ser el símbolo del oasis en medio del desierto sangriento de la migración.
¿Cómo interesar la participación de los jóvenes en un problema tan complicado y que requiere de tener una sensibilidad humanista?
Mira, antes de que yo te hable de migrantes, les digo a los matrimonios o a los jóvenes, ven a la casa, platica con los migrantes, hombres y mujeres; y vas a encontrarte una historia de dolor. Allí te puedes sensibilizar. Más de las fotos, más de los documentales o de los verbos que yo te pueda decir, ven a vivir un rato con ellos, cena con ellos, hazte amigos de ellos, dales unos dulces, cántales una canción y allí empieza la cadena de la indignación.
Leer este testimonio del Padre Luis Eduardo Villarreal nos motiva a seguir adelante aqui en Aguascalientes y también nos hace sentir que no estamos solos en este gran proyecto de solidaridad humana.