A partir del presente artículo, SOMOS MIGRANTES se solidariza con todos aquellos proyectos que buscan alimentar el espíritu de la cooperativa, como lo es Sabun, a cargo de Angel Tovalín, quien a la fecha ya cuenta con Casa Tlaltoca, un espacio donde no solo se imparten talleres para la elaboración artesanal de los mismos jabones, sino que también expenden los productos de otras cooperativas. Así que, bienvenida sea la cultura de la cooperativa.
El jabón.
El jabón fue un accidente de la naturaleza, se le descubrió hace miles de años cuando se mezclaron por casualidad grasas animales con cenizas y agua, las personas de aquellos tiempos se percataron que esa agua babosa producía espuma y ayudaba a limpiar mejor que el agua corriente. Desde entonces este producto de la química orgánica ha sido fundamental en la vida y cultura de la humanidad. Su utilidad es tan alta que sería imposible imaginar la vida sin él, pero desde los orígenes a nuestros días, el jabón se ha transformado, pasando de aquellas fórmulas básicas y primigenias a elaborados cockteles químicos industriales. Durante la edad media el jabón se hacía como un acto mágico, conjuro de alquimistas invocaba los poderes de la luna y las estrellas para lograr el compuesto, después los árabes con método y paciencia descubrieron que no eran los astros quienes influían en la buena fortuna del jabón, sino los ingredientes y sus exactas proporciones, y se desarrolló la saponificación (proceso donde se crea el jabón a partir de ácidos grasos orgánicos) como materia de naciente química orgánica.
El jabón, como muchos otros productos de uso cotidiano representa mucho de lo que somos y lo que hacemos.
El desarrollo industrial nos llevó al jabón que conocemos comunmente. Hecho a base de materias primas producidas a gran escala para abaratar costos, el sebo vacuno y el aceite de palma se convirtieron en la base de los jabones de anaquel comerciales, ahora sabemos que el sebo no aporta nada bueno a la piel y que el aceite de palma representa una actividad económica, ecocida para las extensiones del cultivo de la palma de aceite, arrasando bosques y selvas tropicales. Por otro lado, la glicerina que se crea en la saponificación, se la extraen al jabón industrial como subproducto, para hacer luego cremas humectantes necesarias para una piel resecada por el uso de ese jabón áspero y rudo.
Actualmente surgen propuestas que intentan volver a aquellas fórmulas básicas, naturales de los famosos jabones mediterráneos, saponificados con aceite de oliva y otros aceites vegetales y aromatizados con esencias naturales, de plantas como el laurel o el romero.
En nuestra ciudad está empezando a cundir la idea de ese retorno a lo natural y artesanal. y cada vez más personas hacen conciencia sobre los beneficios que implica la condición de usar y consumir cosas no industrializadas.
Sabemos que existe un abuso de conservadores, colorantes, aromatizantes, químicos que han causado estragos en la salud de muchas personas, además de los abusos hacia los animales de experimentación.
Para ampliar sobre este tema podemos referir el video documental, titulado “La historia de los cosméticos”, ubicable fácilmente en you tube. Si te interesa conocer más sobre los jabones artesanales y sus beneficios biológicos, éticos y sociales puedes acercarte al taller de jabonería artesanal Sabun en casa Tlaltoca, aqui estamos ofreciendo además de productos y cosmética naturista y artesanal, materias primas, aceites y esencias naturales. Además ofrecemos cursos,talleres para que las personas interesadas, aprendan a elaborar sus propios jabones con ingredientes a su elección. Puedes contactarnos en el teléfono 19342888 y al correo sanzobek@gmail.com