Donald Trump, candidato republicano a la presidencia de Estados Unidos, continúa desarrollando sus políticas por si llega a la Casa Blanca y anunció ayer que impondrá la realización de un “examen de escrutinio extremo” para todos aquellos migrantes —especialmente con origen en países musulmanes— que deseen entrar a esa nación, con el objetivo de calibrar su nivel de adaptación al país y el “respeto” a los valores estadounidenses.
Esta propuesta se incluye en la “necesaria nueva política de inmigración” de Trump sobre la que esta vez no hubo referencia a México.
Se centró en intentar dar soluciones al “terrorismo islámico” y los peligros que, según él, representan los extranjeros llegados a EU desde países de Oriente Medio.
“Mi administración establecerá un principio muy claro que gobernará todas las decisiones referentes a inmigración: seremos duros, incluso extremos”, advirtió el magnate neoyorquino, en un tono más pausado, e incluso cansado, que en discursos anteriores.
Donald Trump explicó que su propuesta de “examen ideológico” no es algo nuevo y ya se realizó durante la Guerra Fría contra el comunismo; ahora, en su opinión, el tiempo “se ha vencido” y es necesario desarrollar uno nuevo para enfrentar las amenazas del “terrorismo islámico radical”.
Esta propuesta ya empezó a ser cuestionada y descartada por académicos y expertos, entre ellos Anil Kalhan, profesor de Derecho en la Drexel University Thomas R. Kline School of Law de Nueva York, quien señaló en redes sociales que hay una ley federal que explícitamente prohíbe la “exclusión o sujeción a restricciones de entrada a Estados Unidos” de una persona por el pasado de sus familiares o sus futuras creencias, declaraciones o asociaciones (siempre que sean legales en el país); por tanto, la iniciativa que plantea Donald Trump sería ilegal al día de hoy.