Los defensores de derechos humanos del albergue Hermanos en el Camino, manifestaron que es una prueba más de lo letal que es el Plan Frontera Sur y la falta de una política migratoria humana en la que proteja realmente a las personas en condiciones vulnerables.
“Los migrantes cada vez viven situaciones de alto riesgo, su vida depende de un hilo muy fino, el 90 por ciento vive violencia desde que ingresa a México, comenzando por la frontera sur, donde son asaltados, violados, golpeados e incluso asesinados y qué decir de la norte”, señalaron.
Sarah Moebius, encargada de Mujeres Migrantes y Asuntos de Género del albergue Hermanos en el Camino relató que hace un mes, Magda de 18 años de edad y madre de un hijo de un año, llegó al refugio con el objetivo de llegar a los Estados Unidos y reencontrarse con su madre, quién se encuentra delicada de salud.
“La originaria de Honduras nos contó que en su país, su expareja y padre de su hijo, le había hecho la vida imposible, persiguiéndola por todo el país, hasta llegar a tal extremo de cortarle la mitad de un dedo con un machete, a pesar de la violencia que sufrió Magda en Honduras, continuó su camino hacia México. Pero Magda fue víctima de agresiones físicas por su actual pareja, quien la acompañaba en el viaje”, expresó.
Durante su estancia en el albergue tuvo siempre el apoyo y solidaridad de sus compañeras, sin embargo, dijo que por razones desconocidas, Magda decidió continuar su camino con él.
“Los jóvenes con los que se fue nos avisaron que Magda murió en la Frontera de Nuevo Laredo, en Tamaulipas, los medios informaron que se cayó del tren por cansancio, sin embargo, sus compañeros de viaje dijeron que los guardias del tren la habían empujado y jalado hasta que ella cayó.
Después, según otras versiones, las autoridades detuvieron a su pareja sentimental como presunto responsable de los hechos, exigimos justicia”, recalcó.
La muerte de la joven madre de familia los ha llenado de reflexiones, desafíos y a la vez de coraje porque se comprueba que las autoridades e instituciones en Honduras y México son incapaces de proteger a los migrantes de la violencia.
Desde el 2014 con el plan Frontera ha logrado más violencia y muerte.
Agregó que el desafío social es alto, porque a la mujer migrante no se le valora, siempre se le relaciona que viene acompañada de un hombre, cuando muchas de las veces no es así.
“Las mujeres se vinculan de diversas maneras con la migración, como hijas, hermanas, tías, abuelas y madres se quedan atrás cuidando a la familia; un dogma de su vida cotidiana en el que el cuidado de los hijos”, señaló.
Por último, recordó que pensar en Magda es reconocer a una mujer joven soñadora, llena de vida y con muchas ilusiones, sus ojos alegres que se esconden en su mirada firme, segura de sí misma y quien hablaba de su hijo, como lo mejor que tenía en su vida.
“Estamos agradecidos en el refugio por haber conocido a Magda, su sueño lo llevaremos siempre, fue una gran mujer”, concluyó.