LA PÀRADOJA DE LA INFORMACION : POR CLAUDIO TAPIA

Ximena vuelve a provocar a los ciudadanos diciéndonos que hemos sido incapaces de reinventarnos como tales; somos, nos dice, seres atrapados en la trampa de la repetición. A los añejos problemas sociales damos invariablemente las mismas respuestas porque a eso fuimos educados, nos dice en su columna. Nos ha retado, no sólo en esta entrega, a ser capaces de imaginar nuevas formas de organización política en vez de seguir rumiando conceptos académicos tan manidos como el de “democracia” que históricamente ha resultado ser insuficiente.
Dice bien, pienso que debemos ser capaces de relacionar lo que sabemos de la historia y de las leyes de la sociedad con la realidad que queremos cambiar para comprender y estructurar las nuevas instituciones que nos rijan.
Como nunca antes, hoy contamos con mucha información acerca de la conducta humana y de cómo el hombre se ve obligado a comportarse. Los ciudadanos debiéramos dedicarnos a analizar con profundidad, dejando de lado emociones y prejuicios, esa información para liberarnos de lealtades ciegas, actos de fe, obediencias gratuitas, buenos discursos y emociones de grupo.
Por supuesto que ningún gobierno – que depende de la lealtad apasionada de la comunidad – está dispuesto a que sus súbditos aprendan a liberarse. Es decir que no podemos esperar que sea el Estado, los grupos de poder o los partidos políticos, los que enseñen a sus ciudadanos a reinventarse y a ser capaces de resistir la tendencia repetitiva del grupo. Eso tendremos que hacerlo los ciudadanos.
Pero, viene la paradoja: toda esta nueva información sobre las leyes que rigen el comportamiento humano, el sometimiento y los actos de obediencia ciega son ávidamente estudiados y aplicados por los poseedores y usuarios del poder mientras que la escasa ciudadanía que quiere oponerse a la tiranía y a la dominación se niega a saber algo al respecto.
Resolviendo la paradoja responderíamos en parte la pregunta de Ximena: ¿cómo reinventar el rol de la ciudadanía?