“LES ENSEÑAMOS LAS MANOS LLENAS DE CALLOS Y NI ASÍ NOS HACEN CASO”

La dio otro trago a su cerveza y se la acabó, pero aún le faltaba mucho más por comentar:

 

Los dueños de los locales comerciales nos ven a como a una bola de criminales – continuó- . No somos ningunos santos, pero tampoco es para que llamen a la policía o a Migración cada que les da la gana. Pedimos permiso para entrar al baño y nos mandan a la chingada. Siempre dicen que lo están limpiando. Si queremos comprar algo, casi casi nos preguntan de dónde salió la lana. Les enseñamos las manos llenas de callos y ni así nos hacen caso. Se rascan la cabeza y nos piden que vayamos a otro lado. Y lo peor de todo es que algunos de los que nos rechazan son paisanos. Fácilmente se olvidan de su origen. Creen haberlo logrado todo con la tarjeta verde.

 

Mientras el Yes Yes destapaba la segunda cerveza, el compadre guardaba silencio y escuchaba atento lo que decía su amigo. Se veía que le hablaba con el alma.

 

Y del horario que te cuento, no hay tal. Hay que llegar temprano, a las seis de la mañana, y eso ya es tarde. Para esas horas alguien ya fue contratado y los demás tenemos que esperar. Y la espera puede ser larga, de todo el día. La competencia es grande, todos tienen hambre. Hay esposas, hijos, padres, esperando que uno les mande algo. Olvídate de los empujones e insultos,  eso es lo de menos, aquello se convierte en una pelea de perros, y peor de todo es que por la chamba muerdes hasta a tu mejor amigo, o te chingas a uno que está más jodido que tú. Así nos quiere ver el gringo, peleando entre nosotros. A ellos les conviene. Mira, compadre, tú tienes hora de comida, la comadre te prepara algo rico todos los días. Nosotros comemos lo que caiga. Te puedo asegurar que muchos de nosotros solo llevamos un café en la panza y para acabarla de tiznar, hasta lo debemos. A otros ni para reso les alcanza. Y del clima qué te digo. Tú trabajo adentro y hasta te regulan la temperatura. Nosotros, en cambio, estamos de la fregada. El sol nos ha curtido la espalda, el frío nos ha abierto las heridas, la lluvia las ha mojado, pero ahí estamos, y no nos rajamos porque lo necesitamos.

 

– Bueno, compadre, ¿y entonces por qué lo hace?

–  Porque no quiero estar como esclavo, que me traten como enfermo mental, que no reconozcan que tengo otras habilidades aparte de estar trabajando como buey, que me digan hasta la hora en que puedo ir al baño. Compadre, realmente estamos jodidos. Por donde la quieras ver, somos explotados. ¿Quién tiene la mejor chamba? ¿Qué es trabajar en serio? ¡Más ya no se puede! Pero volviendo a tu pregunta sobre los gastos que se avecinan, quizás tengas razón. Voy a buscarme un trabajo en el que no tenga que morder al amigo. (TOMADO DEL LIBRO TORTILLAS DURAS NI PA FRIJOLES ALCANZA. AUTOR: ENRIQUE ROMERO MORENO. EDITORIAL FONT)

 

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