
Obama aseguró que las conversaciones sobre una reforma migratoria pueden comenzar tan pronto como se realice su investidura el próximo 20 de enero. “Es necesario crear una vía a la legalización para las personas que viven en este país”, dijo, explicando que la reforma migratoria tendría que incluir la creación de vías para la ciudadanía, elementos del “Dream Act” y el reforzamiento de la seguridad en las fronteras.
Obama aprovechó la conferencia para ganar apoyo hacia sus propuestas económicas y defendió su exigencia de que los estadounidenses más ricos paguen mayores impuestos como parte de cualquier acuerdo para reducir la deuda soberana de EU.
“No deberíamos tener de rehén a la clase media cuando debatimos recortes de impuestos para los ricos”, señaló Obama a ocho días de resultar electo.
Obama reiteró que está dispuesto a trabajar junto a la Oposición republicana en un plan para evitar el “precipicio fiscal”, y que espera lograr un acuerdo para recortar el déficit antes del 1 de enero.
“Estamos ante un plazo que requiere que tomemos grandes decisiones sobre empleo, impuestos y déficit antes de fin de año (…). Como he dicho anteriormente, estoy abierto a un acuerdo y a (escuchar) nuevas ideas”, dijo el Mandatario.
El escándalo, que involucra a dos de los generales más destacados de Estados Unidos, fue la pregunta recurrente durante la conferencia de prensa, pero el Presidente evitó dar detalles sobre las investigaciones del FBI y señaló que el ex jefe de la CIA, David Petraeus, ha tenido una extraordinaria carrera. Asimismo, señaló que no existen pruebas de que se haya comprometido la seguridad nacional en el caso Petraeus.
“No tengo pruebas de que se haya puesto en peligro la seguridad nacional durante este caso. Tampoco quiero revelar ningún tipo de información relacionada con la investigación del FBI”, dijo el Presidente.
David Petraeus, otrora el comandante principal de EU en Irak y Afganistán, dejó el cargo como director de la CIA tras reconocer una relación extramarital con su biógrafa Paula Broadwell.
Según las autoridades, Broadwell envió correos electrónicos anónimos e intimidatorios a una mujer a la que aparentemente consideraba una rival por el amor de Petraeus. Esa mujer, Jill Kelley, intercambió a su vez miles de mensajes, algunos de los cuales incluyeron coqueteos, con el actual comandante en Afganistán, el General John Allen. Semejantes correos representarían evidencias de otra relación inapropiada.