Donald Trump, una vez más, anunció cambios en su equipo de campaña que indican que ya se cansó de portarse bien y retomará su identidad de insurgente mal educado, lo cual hace esperar que la contienda contra Hillary Clinton será cada vez más agresiva y personal.
Trump instaló como ejecutivo en jefe de la campaña a Stephen Bannon, presidente ejecutivo de Breitbart News, influyente medio cibernético ultraconservador, y elevó a Kellyanne Conway al puesto de administradora de la campaña. Todo esto se interpretó como una remoción del presidente de la campaña Paul Manafort (por ahora permanece ahí), quien había sustituido a Corey Lewandowski como el jefe efectivo de la campaña hace sólo un par de meses.
De hecho, algunos observadores concluyeron que esto marca el fin del esfuerzo de Manafort por tratar de moderar la imagen de Trump para la elección general, algo que el magnate había aceptado entre constantes quejas y muy recientemente esta semana había reiterado su preferencia por mantener el perfil bronco con el que conquistó la corona de su partido.
Breitbart, al mando de Bannon, es el medio más pro Trump, que se ha dedicado a justificar todo lo que ha hecho el candidato, además de atacar todo aquello que parezca liberal, también a la cúpula republicana, sobre todo a sus actuales líderes legislativos.
Aunque hace más de dos décadas fue un banquero inversionista que incluso trabajó para Goldman Sachs, Bannon más recientemente se ha dedicado a ser promotor y propagandista (es productor de varios documentales) de supuestos movimientos insurgentes antiestablishment, como el Tea Party y figuras como Sarah Palin. No tiene previa experiencia en manejar campañas electorales.
Bannon, según un reportaje del año pasado de Bloomberg Businessweek(encabezado “Este hombre es el operador político más peligroso enAmérica”), se sumó a la iniciativa de Andrew Breitbart (quien falleció en 2012) para, en sus palabras, “construir un sitio de noticias global, de centro-derecha, populista y antiestablishment”. Breitbart, de acuerdo con ese reportaje, había comentado con gran admiración que Bannon era como el Leni Riefenstahl del movimiento Tea Party, en referencia a la famosa documentalista y propagandista de los nazis.
De acuerdo con varios medios, Bannon ha apremiado a Trump a presentarse como un nacionalista
popular combativo. O sea, como eloutsider.
Pero una vez más, eso de outsider e insurgente proviene de gente muy insidery parte de la cúpula económica y política de este país. La idea de reformular de nuevo a su equipo de campaña fue alimentada por una conversación el pasado fin de semana con la megadonante republicana Rebekah Mercer, en un acto de recaudación de fondos en una de las mansiones de Woody Johnson, el dueño de los Jets de Nueva York, otro prominente donante republicano, reportó hoy el Washington Post. Ambos elogiaron a Bannon, y Trump les comentó que habían estado hablando; Mercer es la hija del titán del mundo de los hedge funds, y la familia Mercer es una de los principales inversionistas en Breitbart News.
Otra figura prominente –y muy dentro del establishment– que aparentemente ha participado en esta reformulación de la campaña es Roger Ailes, el ex jefe de Fox News que hace sólo unos días debió renunciar por múltiples acusaciones de hostigamiento sexual a reporteras y otras trabajadoras dentro de ese poderoso imperio mediático de derecha. El New York Times había informado que Ailes estaría a cargo de preparar a Trump para sus debates con Clinton, aunque la campaña de magnate rechazó la versión, y aclaró que sólo es un amigo cercano de Trump.