Pearce trata de educar a asesores de Trump sobre realidad que se vive en la frontera México-EEUU

steve-pearce-repComo muchos congresistas republicanos, en estos meses previos a la elección general de noviembre, Steve Pearce tiene que explicar en qué coincide y en qué no con el controversial candidato presidencial Donald Trump.

Su mensaje es que la realidad de la frontera no coincide siempre con la imagen que tienen los políticos y la gente en otros lugares del país.

Pearce, quien representa a Doña Ana y otros condados del sur de Nuevo México, dice que trata de educar a los asesores de Trump sobre las realidades que viven las comunidades fronterizas, en sí rechazando la utilidad de construir un muro en la frontera con México y recalcando la necesidad de generar más empleos.

Pearce, quien ha fungido como representante del segundo Distrito del Congreso de Nuevo México desde el 2011, representa un distrito que es 52 por ciento hispano y tiene una contrincante demócrata, Marrie Soules, en la elección de noviembre.

‘Cada año buscamos presentar temas de importancia para las comunidades que represento. Uno de ellos es el asunto del terrorismo y la posibilidad de que ocurra dentro de estas regiones. Esta narrativa se ha utilizado al momento de describir la frontera, pero yo diría que esta retórica está mal ubicada’, dijo en entrevista con El Diario de El Paso.

Pearce dijo que concuerda con la necesidad de retomar el control de las fronteras pero no con la propuesta de construir un muro divisorio entre naciones.

‘Yo he votado en contra del muro, mucho antes de que se le haya ocurrido la idea al señor Trump, he votado seis o siete veces en contra de ésta. He dicho que un muro no funciona, lo que sí funciona es la incorporación de tecnología para resguardar las fronteras’, afirmó el congresista.

Dijo estar a favor de programas de trabajadores huéspedes y el fortalecimiento de las economías de países expulsores de migrantes como una solución a la inmigración indocumentada.

También sostiene que una manera de resolver el dilema de qué hacer con alrededor de 11 millones de indocumentados ya en el país es a través de agilizar los procesos administrativos de las cortes de inmigración.

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