LA TRAGEDIA DEL CASINO ROYAL O LA ORFANDAD DE LOS DERECHOS HUMANOS: POR RAUL A. RUBIO CANO

Por fin, después de año y medio, la licenciada Minerva Martínez Garza, titular de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) -ante presiones de la CNDH y del diputado Eduardo Arguijo del PRD con solicitar su destitución al Congreso del Estado por su silencio-, presentó recomendación para el caso de las violaciones a los derechos humanos de las víctimas del atentado al Casino Royale (25 de agosto del 2011). Los pormenores de ello los puede leer en cualquier medio local o nacional o en páginas electrónicas que realizan ese periodismo descriptivo, superficial, chismolero, banal; nosotros, queriendo salir de ese mundo cruel de la economía ficción y la vida ficción (buena parte de los periodistas que estuvieron en rueda de prensa ayer por la tarde con la titular de la CNDH o familiares de los mismos, son luego jugadores de casinos, así que no le pidan peras al olmo) pues, cuestionamos a Minerva no sobre las acciones que pudiera realizar la CEDH para saldar un poco el mal que se suscitó con ese atentado, sino se le cuestionó sobre las acciones para atacar la raíz de ese magno negocio que son los casinos, empresas que algunos estiman que en el año 2012 llegaron al manejo de sus dineros en un nivel de hasta 20 por ciento más que el presupuesto del Estado de Nuevo León, saque usted sus conclusiones de ahí; así que, sobre ello doña Minerva nos informó que ella propondrá al Congreso del Estado iniciativa para ver sí esos centros de esquilma de cientos de miles de ciudadanos son una empresa “socialmente responsable” y sí el Congreso dice que no, pues por lo menos en Nuevo León se cerrarán, ya que aunque tales instituciones del despojo de bolsillos de cristianos, científicamente está comprobado por los estudiosos como el doctor en estadística, Salvador Borrego, que así es, pues es muy lamentable que ninguna academia de matemáticas o universidad pública o privada local lo diga y bueno, parece que una sociedad donde el capital ficción somete al productivo, es natural que nuestros descerebrados reporteros o, nuestros académicos y no se diga nuestros cuestionados políticos, poco o nada les importe este mundo cruel de obtener jugosas ganancias con la ilusión de algún día volverse millonario Juan o Juna de las Pitas. En fin, a ver qué dice el Congreso de ello, o de plano, nos vamos todos a jugar a las maquinitas. ¡Jesús!

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