EL CERRO DE LA SILLA A REMATE: FOR $ALE. POR DAVID CARRIZALES

Los medios de comunicación juegan un papel fundamental para evitar abusos de poder y el uso patrimonialista de los bienes públicos, en la medida que exhiben a los depredadores, a los inmorales, a los corruptos, que muchas veces tienen garantizada la impunidad frente a las instancias judiciales o legislativas que deberían sancionar sus excesos y delitos.

Pero los medios son solamente una caja de resonancia de los luchadores sociales y activistas que son los verdaderos contralores que vigilan, descubren y denuncian.

 

En todo caso los medios de comunicación plurales y honestos, son un aliado indispensable de una sociedad informada y consciente que actúa en consecuencia porque se preocupa por su presente y el futuro.

 

En noviembre de 2004 la noticia sobre la intención de construir un teleférico en el Monumento Natural Cerro de la Silla fue difundida con poco espacio en algunos medios locales y en la mayoría de los casos sólo se manejaban los argumentos del promotor de la obra, el entonces alcalde de Ciudad Guadalupe, Juan Francisco rivera Bedoya, que hablaba del proyecto como un gran detonador del desarrollo y generador de empleos.

 

En primera instancia nada se decía en los medios de la expresa prohibición del decreto presidencial del 26 de abril de 1991, para realizar cualquier tipo de construcción en el Monumento Natural Cerro de la Silla ni se daba voz a los especialistas sobre los riesgos e inconvenientes de la obra. Impedido por la dinámica diaria de los acontecimientos que tenía que reportear, se me pasó la oportunidad de enviar esa información a La jornada, pero estaba a la espera de un momento coyuntural para abordar el caso. La oportunidad se presentó cuando ambientalistas como Guillermo Martínez Berlanga cabildearon en la Ciudad de México para denunciar la gravedad del proyecto y de allá me asignaron la tarea de trabajar el tema. El resultado se trabajó en la edición del 20 de diciembre del 2004. La nota que trabajé fue la principal del periódico. En la parte superior de la primera plana apareció una fotografía del hermoso y colosal Cerro de la Silla con un letrero fotomontado que dice: “For $ale” y un enorme titular de tres pisos que señala: “El Cerro de la Silla a remate”. Se anunciaba en el sumario que se instalarían hoteles de lujo, casinos, restaurantes y un teleférico, al tiempo que el delegado de la Semarnat, Alfonso Martínez Muñóz, sostenía que era “factible vender la naturaleza”.

 

La publicación contribuyó a detonar un movimiento ciudadano en defensa del Cerro de la Silla, que tuvo repercusión nacional. Apenas un día después, el 21 de diciembre de 2004, Katia D Artigues, en su columna “Campos Elíseos” de El Universal, habló sobre la intentona entreguista y depredadora abordada en La Jornada.

 

Estuvieron en el movimiento en defensa del Monumento Natural, ecologistas y luchadores sociales de diversas organizaciones o con trinchera propia, como Guillermo Martínez Berlanga, Moisés Solís, la señora María de Jesús Marqueda, Claudio Tapia Salinas, César Castillo Lozano. Es injusto no mencionar  a muchos otros, porque falla la memoria; pero es preciso reconocer a un periodista que difundió como nadie este caso: Raúl Rubio Cano.

 

Algunos de ellos, lo sé, no se soportaban entre sí, pero entendieron que era indispensable hacer a un lado fobias o desencuentros personales. Si unos a otros no se querían, amaban todos al Cerro de la Silla. La unión hizo la fuerza.

(TEXTO PUBLICADO EN EL LIBRO “ESTA SILLA NO SE VENDE”.AUTOR: MOISES SOLIS VAZQUEZ. EDITORIAL: UANL)

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