Durante años, las deplorable condiciones de las celdas de detención de la Patrulla Fronteriza en la frontera sur estadounidense eran poco más que anécdotas en las voces de migrantes que la oficialidad rechazaba como “exageraciones” y mentiras.
Los migrantes y sus abogados, hablaban de celdas frías, tan frías que las llaman “las hieleras”, donde encierran a demasiados migrantes, incluyendo mujeres y niños, sin colchones o ropa adecuada, donde a menudo no hay espacio para acostarse, acceso a agua limpia o comida y mucho menos, duchas o pañales.
Nadie escucha a los “ilegales”, como les dicen, y mientras el gobierno negaba los hechos, argumentaba que daba el mejor trato posible a estas personas, y que seguían en lo posible los reglamentos internos que marcan “no más de 12 horas” en estas celdas.
Hasta ahora, todo esto era un anecdotario en voz de gente vulnerable a la que nadie cree, o quiere creer.
Pero ahora hay evidencias concretas: videos, fotos, declaraciones juradas de médicos y de expertos en instituciones correccionales.
Todo esto está viendo la luz pública gracias a una demanda de diversos grupos, entre ellos The American Immigration Council, the National Immigration Law Center, la Unión de Libertades Civiles de Arizona, el Comité de Derechos Civiles de San Francisco y Morrison and Foester LLP.
La demanda ha llevado a un juez federal a liberar la publicación de evidencias hasta ahora en manos del gobierno e incluso ha obligado al magistrado a penalizarlos por destruir videos de vigilancia que la corte había ordenado liberar