‘Sin nuestra mano de obra EEUU se vendría abajo’

migrantes-trabajoEn el camino se han hecho amigos. Narran sus historias de viaje desde sus ciudades en Centroamérica en la Avenida Inglaterra y Washington, donde consiguen comida y techo, son un grupo de hondureños, salvadoreños, nicaragüenses y guatemaltecos que afirman que Donald Trump no será presidente de los Estados Unidos (EU) y que jamás se construirá el muro para impedir que los inmigrantes lleguen a ese país, porque dicha nación se vendría a la quiebra sin la mano de obra de ilegales.

Están acostumbrados a padecer frío, hambre, incluso maltrato cuando viajan en la “Bestia” por distintos estados de México, su objetivo es buscar una mejor calidad de vida para ellos y sus familias, cumplir el “sueño americano”.

Un salvadoreño lleva la voz cantante en el grupo, asegura que Trump no llegará a la presidencia y que su mano de obra, y la de muchos centroamericanos, son necesarias para Estados Unidos.

El centroamericano, quien omite su nombre y evita la cámara fotográfica, está en Guadalajara esperando que el tren lo lleve a la frontera con EU y agradece el apoyo de los tapatíos, quienes, dice, “no son racistas y nos apoyan con vestido y comida”.

Por su parte, un hondureño dice estar seguro que el muro prometido por Trump no será construido. “Francamente es un sueño, quién pagará ese muro, jamás será hecho”. El hombre, apodado Bob Marley por sus rastas, afirma que los principales problemas a los que se enfrentan al viajar en el tren son  los golpes de los garroteros.

En su paso por Guadalajara han tenido oportunidad de trabajar, algunas personas les dan empleo repartiendo volantes por 150 o 200 pesos al día.

Un guatemalteco agrega que de Nicaragua para el sur, los inmigrantes intentan llegar a países como Chile, Argentina o Brasil.

Se arriesgan a morir en el camino al caer del tren, deshidratados en el desierto o de frío; su meta es cruzar la frontera, a su paso encuentran apoyos, como el que reciben en los alrededores de la Avenida Inglaterra casi a su cruce con Washington.

Allí llegan “trocas y nos dejan tortas, pizzas, refrescos, hasta cigarros”, dice uno de los migrantes, mientras esperan el tren de que los llevará a una vida mejor.

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