El rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers, aseguró que al mundo le urge encontrar alternativas viables para que las relaciones internacionales combatan la sinrazón, el fanatismo y la intolerancia. La globalidad, manifestó, es un fenómeno irreversible. Por ello, “no dejan de extrañar las declaraciones mezquinas y electoreras que en alguna vecindad global proponen construir muros, economías locales y castillos de pureza racial. Esos aldeanos, estoy cierto, están condenados a fracasar”.
Al participar en la inauguración de la conferencia “México global: intereses y principios de política exterior”, el rector expuso que el fenómeno de la globalidad se instaló gradualmente a partir del último tercio del siglo pasado desde lo económico, con los tratados de libre comercio, pero se extiende al ámbito de la comunicación y la informática, con una serie de consecuencias demográficas y sociológicas.
“Los números hablan por sí mismos: un millón de personas a la semana viaja de un hemisferio a otro, 850 millones cruzan anualmente fronteras internacionales y más de 200 millones de individuos en el mundo son emigrantes. Sólo en Estados Unidos viven poco más de 33 millones de mexicanos. “Es increíble que con tales evidencias sigan existiendo tantos prejuicios y temores que dan origen a la discriminación.
Los caminos que se desprenden de estos estigmas sólo pueden tener un final infortunado”, insistió Graue Wiechers. Ante este escenario, expuso, hoy nos toca, como país, adecuar nuestros intereses y principios de la política exterior a esta nueva realidad de un mundo pequeño, de una aldea global, en la que, cuando algo sucede, rápidamente afecta a todos los aldeanos. Ejemplo de ello son los cambios ambientales; las enfermedades endémicas, como el virus del Zika, que se mueve de Brasil a México; la producción de petróleo; las crisis locales, sean éstas sociales, políticas o económicas, así como los fenómenos migratorios.
El rector aseveró que a la Universidad le importan mucho estos temas, pues el mundo de la educación, la investigación y la difusión de la cultura debe ser global y universal. “No dejan de extrañar las declaraciones mezquinas y electoreras que en alguna vecindad global proponen construir muros, economías locales y castillos de pureza racial. Esos aldeanos, estoy cierto, están condenados a fracasar”, el rector de la UNAM, Enrique Graue Wiechers.