DE LA CIUDAD DE LAS MONTAÑAS AL INVERNADERO DEL FASTIDIO

POR ROBERTO GUILLEN

 

Eso de andar de museo en museo como un explorador de la estética tiene sus réditos. Hace tiempo que uno de mis vicios es atisbar en las constantes expresiones artísticas que suelen presentar los jóvenes de las diferentes instituciones. Y quién iba decir que raíz de una propuesta fotográfica iba a desenterrar tantas expresiones valiosas que los ambientalistas me han revelado en las entrevistas que he sostenido con ellas y ellos. Me maravilla que desde una propuesta estética surja la sutil interrogante que desnuda el fracaso de una sociedad como la regiomontana. Es decir, el activismo social no solamente se reduce a salir a la calle, gritar consignas y levantar el puño de la mano izquierda para verse combativo y congruente.

Fue en el Ciesas, donde tuve la oportunidad de acudir a una exposición que los alumnos de la Facultad de Artes Visuales, de la UANL, organizaron y donde presentaron sus diferentes propuestas en torno a todo aquello que sea una manifestación visible de la ciudad.  Lo que me atrapó fue la expresión de Guadalupe Jáuregui, quien  se dedicó a fotografiar a los automovilistas, para después presentarnos un juego de unas 20 fotografías, acompañadas del siguiente texto:  

Actualmente la ciudad de Monterrey se ha visto trastocada por el tráfico vehicular debido al crecimiento de la zona metropolitana y una mala planificación vial. Lo que observé dentro de mi investigación , es que muchísimas personas utilizan un auto por persona, usan mucho su teléfono celular y no están acostumbradas a la utilización de transporte urbano; por último, el gobierno no está interesado en invertir en obras de transporte público, por consiguiente seguiremos con el tráfico, sobre todo en horas pico, por tiempo indefinido.

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Curiosamente por esos días cayó sobre la indiferencia regiomontana la negra noticia de que Monterrey ahora estaba convertida en la ciudad más contaminada de México:

Ciudad de México (Milenio)

La Organización Mundial de la Salud (OMS) analizó la calidad del aire en mil 600 ciudades de 91 naciones, siendo Monterrey la más contaminada del país, seguida de Toluca y la Ciudad de México.

El informe de la OMS detalló que la capital del estado neoleonés es la que cuenta con el peor aire al registrar 36 microgramos de PM (partículas contaminantes) 2.5 por metro cúbico; mientras que Toluca registra 33 microgramos y la Ciudad de México de 25.

Por el contrario, la ciudad de Guadalajara es la mejor calificada en calidad del aire, con 13 microgramos de PM 2.5 por metro cúbico.

 

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Cuando la bola de diputados y la otrora alcaldesa de Guadalupe, Ivonne Alvarez, cedieron los terrenos del Parque La Pastora para construir el jugoso negocio del Diablo Fernández y la poderosa Heineken, estas fueron las palabras de la ambientalista  Ximena Peredo:

Yo creo que es un síntoma de la sociopatía que ya hemos desarrollado aquí, en Monterrey, los regiomontanos; el hecho de querer sacrificar y me atrevo a decirlo, porque estoy convencida, el espacio más hermoso de toda la ciudad, que es un bosque, es único, es rarísimo, no existe otro espacio semejante y que además está en las márgenes de un río; entonces, doblemente hermoso.

Yo creo que es el espacio más lindo de toda la ciudad, que los regiomontanos queramos convertir  un estadio , me parece como la cosa más absurda del mundo, me parece que está hablando de las prioridades que habíamos manifestado, durante muchos años. Esta historia que cuenta Juan Casas a mí me conmueve mucho, de cómo don Alfonso Martínez Domínguez tapó y se declaró vencedor de tapar los ojos de agua de Santa Lucía, con toneladas y toneladas de cemento, y aparece en el periódico diciendo vencimos a la naturaleza, como tantos otros lo han dicho, tantos otros inconscientes, infelices, les diría yo ahora, que han marcado pauta de concepto de desarrollo y nos han hecho creer que es la única manera de estar aquí en la tierra; nos han hecho creer que nacimos para obedecer y aceptar ciertas instrucciones, que nacimos ya con un camino  ya pre-establecido, y que lo que toca es que cuando suene el silbatazo salgamos a ganar dinero, acumularlo y a cumplir como dicen los códigos de buena conducta.

La sociedad regiomontana es una de las que más ha mordido el anzuelo en ese tipo de progreso. Ha mordido más el anzuelo, por eso creo que es la primera que está pagando la factura, junto con Ciudad Juárez. Pero siento que Ciudad Juárez, en realidad, es una víctima absoluta del neoliberalismo más salvaje. Pero Monterrey, siento, tomó la decisión de convertirse en una tierra de inversiones, de negocios, de deber ser, de acumulación. Y el estadio en La Pastora es, digamos, yo quisiera así creerlo, de las últimas grandes equivocaciones de esta sociedad. Y raya en el ridículo, porque no darse cuenta de lo contaminado que está la urbe, no darse cuenta de lo violenta que está, encima, arrebatar un espacio público, para un negocio privado, con la anuencia de todos los actores gubernamentales, con la anuencia de quien debiera procurarnos un ambiente sano, como lo es Semarnat, es ya la caricatura del despojo y de crimen ambiental, perpetrado por las propias autoridades, y la sociedad está actuando de una manera tan extraña, tan de no creerse, como un rebaño que espera ser convencido.

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En el estado de Jalisco, año con año la Universidad de Guadalajara emite una convocatoria que lleva por título  Premio de Periodismo Ambiental. Como podemos ver, el desarrollo de una conciencia ecológica no surge por generación espontánea. El caso es que hoy por hoy, la ciudad que tiene la mejor calidad de aire es Guadalajara. Pues a ver que universidad se apunta para emitir una convocatoria de esta naturaleza. Con eso de que en la “Ciudad del Progreso” abundan las universidades y hasta parece que compiten por ver quién tiene sus edificios más altos o más bonitos. Como dijera aquel profético argentino: En esta ciudad lo único que crece es el cemento…

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Volvamos a la propuesta fotográfica de Guadalupe Jáuregui:

Es esta ocasión, el contexto de que hago mención es el tráfico diario en horas pico, y lo que puedo percibir a través de los gestos de las personas es una ansiedad de querer llegar a sus destinos, cansancio, aburrimiento; a algunos los pude notar un tanto pensativos, ensimismados, otros tantos desesperados, preocupados, además de muchísima irresponsabilidad por parte de las personas que ya utilizan sus móviles.

 

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Bueno yo creo que lo primero que tenemos que hacer es una definición del camino que queremos seguir, y el camino que queremos seguir debe ser un respeto absoluto al derecho que tienen las generaciones futuras a gozar de los mismos recursos naturales y de la misma calidad de vida que tenemos nosotros, si no es que una mejor calidad de vida y una mejor disposición de los recursos naturales. Entonces, todas las acciones que nosotros ejecutamos y desarrollamos en nuestro quehacer cotidiano tienen una repercusión directamente en el patrimonio natural que le vamos a dejar a las generaciones. Entonces, lo que yo veo es que tenemos que tener un convencimiento de que estamos aquí con una responsabilidad de cuidar lo que pertenece a una generación que viene después de nosotros. Lo que tenemos aquí de recursos, de agua, de aire, no nos pertenece de manera absoluta a nosotros, sino que está prestado por aquellas generaciones que van a venir posteriormente. Estamos en la obligación no sólo de evitar su deterioro, sino de restablecer todo aquello que ya dañamos. Yo creo que es importante, es una cuestión de responsabilidades. Es una cuestión de honestidad, una cuestión de ética profesional, pero no nada más de la gente que trabajamos o de la gente que desempeñamos una profesión, sino de todo aquel ciudadano que vive en esta región, que vive en el planeta, tiene que tomar esa conciencia de cuidado del medio ambiente, porque tarde que temprano de forma directa o indirecta, todas estas acciones se revierten en daños a la población y la población somos todos. Nadie está exento de que pueda tener algún daño ambiental:  lo acabamos de ver en Monterrey con las lluvias pasadas (el huracán Alex); si nosotros no entendemos, de forma deshonesta construimos donde sabemos que no se puede, de forma deshonesta autorizamos la construcción donde sabemos que no se puede y de forma poco responsable, aún teniendo el conocimiento, compramos vivimos en donde sabemos que no se puede, pues tarde que temprano la naturaleza regresa y nos enseña que ese sistema ambiental era de ella, no de nosotros; entonces, lo que tenemos que hacer es manejarnos con una responsabilidad, una conciencia diferente a partir de este momento.

Gabriela Ortiz, consultora ambiental y catedrática del Tec de Monterrey

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Cuando se dio la batalla por evitar que se construyera un teléferico en el Cerro de la Silla, uno de los actores fue el aguerrido Guillermo Martínez Berlanga:

Pero te repito, aquí el secreto es que a los vecinos nunca los pudieron dividir, nunca los pudieron comprar, nunca los pudieron intimidar. Entonces fue muy fácil la defensa. Siempre fuimos ganando, ganando y ganando. A pesar de que, te repito, Rivera Bedoya, que es un pillo, siempre mandó porros; les quebraba los vidrios a los carros, les pintaba las bardas; señalaban a los vecinos como los mismos culpables del mismo rollo que no hay inversión, no hay empleo. Imagínate, iban a ser 26 torres, cada diámetro era de 9X9 metros, en el Cerro de la Silla. Hubiera quedado como queso Gruyere. Si a eso le agregas que el Cerro de la Silla está totalmente perforado por dentro. Hay cavernas y manantiales.

Fragmento del libro Esta silla no se vende, donde relatan los pormenores de la lucha que emprendió un grupo de vecinos para impedir la instalación de un teleférico en el Cerro de la Silla.

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El Cerro de la Silla desde abajo se ven matorrales. Le diré que al perderse en el camino del Paso de los Elefantes, cerca del antiguo teleférico, hay cuevas esculpidas por ocultos pasos de agua, encinos y cactáceas, especies azules de reptiles que aparecen en las madrugadas y jabalíes que corren a su paso tras las veredas y la sorpresa misteriosa de un bosque de palmeras en la cúspide, sí, aunque no lo crean.

En el punto en que desaparece el ruido de la ciudad y queda atrás como una nube gris, se abre un cielo azul profundo, ahí es cuando entiendes la importancia de conservar las reservas naturales para que el hormiguero siga vivo abajo. el agua, el oxígeno que usted respira viene de esas enormes antenas llamadas montañas.

Cada vez que pasamos por la avenida Lázaro Cárdenas y vemos el Cerro del Mirador destrozado entendemos que debemos asumir el riesgo de estos procesos democráticos; cada vez que nos invade la sensación de impotencia ante una autoridad que somete a los ciudadanos como el rey al súbdito entendemos que debemos asumir el compromiso. Destronar al que se cree el rey de las montañas de Monte-Rey, que cree que puede cambiar un uso de suelo en una reserva de la Biósfera, o construir una presa en forma de corazón en el rio que nutre a la Cola de Caballo. A ese rey de chocolate no lo quiere la princesa caramelo, al rey que desconoce las leyes que protegen las áreas naturales y a todos los reyezuelos grandotes y chiquitos le dicen los vecinos ¡Esta silla no se vende! , búscate otro trono, otro cetro, otra capita roja de pequeño rey.

Paz Flores ,El Norte, 16 de diciembre de 2006

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Se hacen llamar machaconamente como “desarrolladores”, pero basta con que nos visite un huracán para conocer la magra realidad de las cosas. Fraccionamientos convertidos en escenas para saciar el morbo de las televisoras que se refocilan con el paneo y el close up a los damnificados que lo han perdido todo. En pocas palabras, como desarrolladores no aguantan un aguacerazo. Y en este sainete los gobernantes no están exentos del negocio. Los fenómenos metereológicos se han convertido en el mejor fiscal para desnudar el fraude y el abuso de tantos proyectos en construcción, como lo son los multifamiliares y edificios de oficinas en el Cerro de la Loma Larga.

Fragmento publicado en el libro Esta silla no se vende

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Oye, Celina, pareciera ser que en tu apellido está marcado tu destino,

Ca-ña-da…

A mí me dijeron, en un momento dado, que en el apellido llevaba la penitencia, pero también llevamos la solución, pues si te están diciendo que es algo que se debe de respetar, pues respétalo, nunca las debe de tapar. Yo creo que un momento dado, tampoco nunca debes tapar la voz del ciudadano, ni sus inquietudes.

¿Esta enfermedad del poder de moldear la naturaleza a su antojo, que resultados puede traer a la postre?

Pues ya sabes, nos vamos a matar a nosotros mismos. Nos estamos matando poco a poco. Al rato ya no vamos a poder respirar. El efecto invernadero. Están talando árboles al por mayor. Allá la densidad en San Pedro, donde tenían que ser casitas campestres, Olinalá  y Palmillas, quiero que vayas y veas, o velo por google, no tienes que ir hasta arriba. Son casas de casi 100 % el terreno. Es lo que yo dije cuando el teleférico: dije, si ustedes permiten que se abra la puerta para cualquier cosa se va acabar el Cerro de la Silla, se lo echan aasí. Y qué bueno que no lo permitieron. Me da mucho gusto. Ahora voy a ver legalmente cómo le hicieron para yo aplicarlo acá en San Pedro.

Celina Cañada es Ambientalista de San Pedro.

 

 

 

 

 

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