El fin de Regiolandia se anuncia con la crónica de los últimos acontecimientos: las televisoras anuncian que suspenden sus programas basura y dejarán de manipular y vender la información; las universidades dejan la enseñanza basada en las demandas del mercado capitalista y sus aparatos ideológicos de Estado; los grandes empresarios declaran que pagarán impuestos, sacrificarán sus ganancias, aumentarán los sueldos de sus empleados y se abrirán a la discusión sobre la crisis del neoliberalismo realmente existente y la pertinencia de instaurar un socialismo democrático; la jerarquía católica condenará abiertamente a Marcial Maciel y sus seguidores, promoverá en el Vaticano la iniciativa teológica para derogar la infalibilidad del Papa, defender la inclusión de las mujeres en los púlpitos y la difusión de la teología de la liberación; los carteles del narcotráfico declararán que dejan el negocio de las drogas, el lavado de dinero en los bancos y su alianza con políticos para dedicarse a la vida pacífica y fomentar La Paz social y la solidaridad entre los humanos; los clubes de fútbol Tigres y Rayados dejarán de ser negocios privados y pasarán a manos de una cooperativa formada por ciudadanos no enajenados con las camisetas y ambos, apoyados por los fans de los equipos, harán gestiones para detener la construcción del Estadio en La Pastora; en la escuela primaria y secundaria se estudiarán las materias orientadas a la creatividad intelectual, el conocimiento de la sexualidad y practicarán las artes; los intelectuales y artistas dejarán el narcisismo extremo, se comprometerán social y políticamente, no fomentarán la autocensura, defenderán la libertad de expresión y dejarán de obsesionare por los premios y las becas. Se anuncia, Orbi et Orbi, que habrá una revolución social-económica-política-cultural en Regiolandia.
