EL SILENCIO DE LOS ¿INOCENTES? POR JOSE LUIS GARCIA KRAUSS

A menudo observo comentarios en las redes sociales, en la televisión o en algunos diarios, que se refieren a aquell@s quienes reclaman algún derecho o mantienen sus demandas a lo largo inclusive de años (algunas relacionadas con asuntos como el Fobaproa, la matanza de Acteal, la necesidad de transparentar las elecciones presidenciales del 2006 y la de este año por citar algunos ejemplos), en términos tales como de que son unos “resentidos sociales”, que no son capaces de dejar atrás el pasado e incapaces de ver hacia el futuro (que supuestamente será más promisorio), y apoyados muchas ocasiones en visiones de los gurús de la motivación que ponen a mano la felicidad y el éxito al alcance de la mano (o de que usted compre, claro, el librito del motivador en cuestión) con sólo desearlo, descalifican a est@s “amargad@s” y se erigen como los paladines del optimismo a ultranza con el que l@s mexican@s saldremos adelante: en lo económico, los problemas de inseguridad, la gigantesca corrupción de este país; y si se esfuerza usted un poco, el optimismo le alcanzará hasta para salvar su matrimonio o alcanzar aquel puesto tan deseado.

Pienso por ejemplo en aquella mujer que se planta afuera de la Procuraduría, abrazando el retrato de su hija desaparecida. Recuerdo a aquel vecino que ante el desastre de su negocio, fruto de la última devaluación, vio derrumbarse todo su patrimonio y el esfuerzo de su trabajo de muchos años, y en un arranque de desesperación decidió disparar sobre su sien abandonando todo. Pienso en la mujer que al ir a denunciar algún delito termina siendo ultrajada por el policía; en la frustración de quien es víctima del abuso, en la prepotencia de alguna autoridad que valiéndose de la impunidad de la que goza, destroza literalmente la vida de personas que no cometieron delito alguno pero que son criminalizadas para justificar su puesto y poder decir que La Autoridad está cumpliendo con su deber y combate a los delincuentes.

Me pregunto qué harían esas buenas y optimistas personas si a ell@s les mataran a algún hij@; si ellas o sus hermanas fueran violadas; si su patrimonio y esfuerzo de trabajo les fuera arrebatado literalmente de la noche a la mañana por las decisiones de alguien quien desde un escritorio le empobrecieron, mientras recibía cuantiosísimos salarios y prebendas.

¿También encogerían los hombros y dirían “ni modo, ya pasó, no me amargaré, dejaré eso atrás…”?

Porque justamente ese es el modelo que propone ¡y necesita! el modelo económico y político que propugnan quienes más se benefician de todo esto. Ellos necesitan ciudadanas y ciudadanos dóciles, conformistas, que consuman hasta su ideología individualista del Si Tu Lo Quieres, Tu Lo Puedes (aquí puede usted agregar: Tener, Poseer, Usar, Vender, Coger, etc.) A Pesar De Todo y De Todos. Necesitan a los Day, Cornejos, Sánchez, Lozanos que les ayuden a educar junto con la televisión y el fashion, para que las personas, a pesar de los políticos corruptos, empresarios que explotan a sus trabajadores con el truco de la Calidad Total y obtienen ganancias hiper desmedidas de lo que producen, sean capaces de levantar los hombros y decir “ni modo ¿qué le vamos a hacer?” mientras destapa una cerveza y enciende la televisión para ver el futbol.

Y ese modelo de ciudadanía les ha estado funcionando relativamente bien. La Joya de la Corona y culmen de ese modelo ha sido lograr que, apoyados principalmente por los medios de comunicación, las personas construidas como sujetos consumidores – que no sujetos sociales-, estén a favor y hasta voten por partidos y personajes a los que no es necesario rascar mucho para ver su verdadero rostro. Y bueno, claro, apoyados también con el empujoncito que da manipular la pobreza a cambio de tarjetas Soriana, vales, despensas, favores, etc.

Por ello cuando veo y escucho a esas personas, quienes en muchos casos creen -se han creído-, de buena fe esa propuesta que desde el poder económico se hace, tengo sentimientos encontrados, pero de una cosa si estoy seguro: con su actitud se convierten, aun sin proponérselo, en cómplices de lo peor que nuestra sociedad ha engendrado.

Me pregunto también si esa actitud inclusive, es congruente con el mensaje de justicia del Evangelio, independientemente desde que grupo, confesión o iglesia se lea. Lo digo porque también he visto a much@s creyentes entre ell@s. Hasta escucho ya aquello de que “es Navidad y es tiempo de Paz”

Ante esto no puedo menos que recordar esa frase que hoy es tan común observar en las mantas y carteles de quienes hoy se manifiestan y protestan y que nuestr@s jóvenes han resucitado: Si no tienes el valor de luchar, al menos ten la decencia de no estorbar a quienes si lo hacen.

José Luis García Krauss
Diciembre 16 de 2012

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