CUANDO GIRA LA RUEDA DE LA SOLIDARIDAD: ALMA GUILLERMOPRIETO EN MONTERREY

Corresponde  a la sensibilidad de una periodista que ha hecho girar la rueda de la solidaridad: Alma Guillermoprieto. Tal parece que en su nombre lleva el destino, porque  el Alma de México se ha pronunciado en el libro que ha generado: 72 migrantes, correspondiente a los centroamericanos que fueron sacrificados en San Fernando Tamaulipas. Estas sus palabras, en la Casa Universitaria del Libro:

 

…tampoco soy activista. No tengo yo esa trayectoria. Sencillamente ocurrió que el día que explotó en los medios de Estados Unidos, esta noticia, en los medios de México, sentí como que habíamos rebasado un límite, que todo lo que había estado ocurriendo anteriormente en México iba sumando horrores, pero que estas muertes tan arbitrarias y tan  numerosas, no se podía ni siquiera entenderlas, asimilarlas. ¿Qué fue lo siguiente que ocurrió?. Nos enteramos que eran centroamericanos en su mayoría. Yo pasé muchos años en Centroamérica, en la época de las guerras y conozco bien esos países, conozco de alguna manera a los asesinados. Entonces me provocó una reacción mucho más íntima. Después me llamó la atención, por decirlo de alguna manera, la cobertura de prensa. No se si ustedes recuerdan la secuencia: se encuentran los cadáveres, van por los cadáveres, sale un poco de información, sale la información de este muchacho ecuatoriano que logra escapar y luego llevan los cadáveres a la Ciudad de México. A la morgue y los echan como sea en bolsas de plástico, en un camión, como sea. Y el camión va manejando mal, va sobrecargado, se caen los cuerpos a la carretera, los recogen, los llevan a la morgue a la Ciudad de México, nadie sabe qué hacer con ellos. Está rebasada la capacidad de la morgue y un día, cuando todavía estamos tratando de entender qué sucedió. Veo una foto en uno de los principales periódicos de México, que habla de los muertos y de este crimen e ilustra con una foto de un personal de la morgue que se está tapando la nariz, y dice el pie de grabado: por la peste. En ese momento yo dije, ¡ya! Basta. Basta con no sentir, con no entender lo que nos está pasando como país y por no entender lo que ha pasado aquí. Entonces me puse a pensar, yo no soy activista, repito. Mi primer impulso había sido, hacer un altar, porque sentí que yo era parte de los culpables. Que la indiferencia nos hacía a todos culpables. Entonces, quise hacer un altarcito, pero soy más bien tímida y no se me ocurría que iba yo ir sola a poner un altar en la  calle. Y se me ocurrió, entonces, la idea de que fuera un altar, representativo no solo de las víctimas sino de los que teníamos ese mismo sentimiento de verguenza. Que ha resultado ser, no los 72 que estamos en el libro, más los músicos, que contribuyeron con su música al altar, más los programadores que hicieron que el altar fuera posible, más los diseñadores, no, han sido todos esos. Y así como desgraciadamente, los crímenes se han seguido dando y supimos seis meses después que en San Fernando los 72 , no habían sido las únicas víctimas. Para asombro de todos nosotros, también ha ido rodando un poquito esta rueda de solidaridad. Yo jamás pensé que esto llegara más allá del altar. Y aquí están ustedes, aquí está ese altar. Aquí está el libro, aquí está la segunda edición del libro. Están los programas de Radio Universidad que son  extraordinarios, se los recomiendo también muchísimo. Esta este compañero actor que ha  venido también a leer. En radio unam punto com , me parece que pueden buscar 72 migrantes. Radio UNAM hizo 72 programas, uno cada día, con uno de los textos. Hizo una producción maravillosa. Están las mujeres bordadoras, está la cantidad de gente que ha leído el libro, está una obrita de teatro, están los alumnos de una amiga  mía que es mi traductora. Los alumnos que han querido traducir al inglés cada uno, un

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