Año con año y por estas fechas realiza su paso por el estado de Nuevo León y en particular sobre el área metropolitana de Monterrey, rumbo a tierras michoacanas, la mariposa Monarca, un hecho que ya en los últimos años ha despertado en nuestra comunidad una conciencia de ello y es importante que se siga poniendo atención en ese paso migratorio para lograr su respeto a tal insecto del orden Lepidóptera. En esa realidad de tránsito de la Monarca nos ha permitido reconocer que el área metropolitana de Monterrey y sus alrededores posee una singular riqueza en diversidad de mariposas muy significativa, ya que se estima la existencias de 250 especies de las mil 800 que tiene el país. Una situación que es posible su existencia, gracias a la conformación de nuestra entidad en terrenos correspondientes a la Llanura Costera del Golfo de México, su vecindad y paso de la Sierra Madre Oriental y la colindancia con tierras del altiplano y tropicales, situación geográfica que brinda una riqueza sin para que Nuevo León, en materia de mariposas sea un caso excepcional en el Noreste Mexicano, demandamos por lo tanto, tomar conciencia de esta realidad y buscar alternativas de solución en sus cuidados de sí mismas y del entorno que les permite su existencia. Es necesario impulsar desde la corta edad de nuestros chiquitines, esta realidad migratoria de la Monarca, porque de ella habrá mucho que decir sobre el respeto al medio ambiente en donde no sólo hay mariposas, sino también muchos animales y plantas y, además nosotros. Los cuidados a la Monarca puede ser el primer paso para reconocer que aún nos queda algo de un Edén muy singular y donde vale la pena empezar su reconstrucción con técnicas que hoy ofrece la Permacultura, disciplina que mucho puede enseñar para defender y desarrollar ecosistemas ¡Órale!